Son los rayos
del sol los que no dejan de brillar,
Los que
sostienen un leve recuerdo a miel amarga,
Los que incitan
a la pasión de sus labios
A provocar ese
constante deseo
Que hoy ya no
es nada.
Por un camino
verde de yerbajos cortos,
Una vez caminaste,
Deslumbraba doquier
su sombra estuviera…
Dulce y amarga
luz, que corrompiste la pasión…
Y, en el carmín
de sus manos, derramó su conciencia
Cuan pura era antes, cuan necia es ahora.
Cuan pura era antes, cuan necia es ahora.
Que por la
codicia que deslumbraba,
Sufrió de pena.
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